Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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Legislatura: 1884-1885 (Cortes de 1884 a 1886)
Sesión: 1 de mayo de 1885
Cámara: Congreso de los diputados
Discurso / Réplica: Réplica al Sr. Ministro de la Gobernación
Número y páginas del Diario de Sesiones: 139, 3860
Tema: Elecciones Municipales de Madrid

Para decir al democrático señor Ministro de la Gobernación que al hablar de la candidatura ministerial, y declaro que yo desearía que en adelante no hubiera candidaturas ministeriales (El Sr. Ministro de la Gobernación: Conservadoras), respecto de los individuos que la constituyen no he dicho nada que pueda rebajaros en lo más mínimo, mientras que S.S., al hacer el elogio de los candidatos ministeriales, proclama que han ganado su posición con el trabajo, sin acordarse de los demás, y no parece sino que los candidatos de oposición la han ganado de otra manera. (El Sr. Ministro de la Gobernación: En la política).

Pero ¿y los comerciantes y los propietarios y los industriales que hay en nuestra candidatura? ¿Y los hombres políticos que pagan miles de duros de contribución? Elogie S.S. todo lo que quiera a sus candidatos, pero no deprima a los nuestros, que toda comparación es odiosa, y más en estos momentos.

Yo no entro en comparaciones por esto; lo único que digo es, que buenos como son los candidatos ministeriales, no me parecen a propósito para derrotar a ciertos candidatos de oposición; a algunos sí, como a mí y a otros; pero no a algunos candidatos de la coalición, cuyas condiciones conoce todo Madrid. Esto es lo que yo he dicho a S.S., que me parece no quiere convencerse de que pueda ser derrotada la candidatura que el Gobierno ha presentado, mientras que a mí me parecía que tratándose del Ayuntamiento, y designados como están los candidatos por centros conservadores del comercio, la industria y la riqueza, que S.S. tanto proclama aquí, no serán derrotados por las personas designadas por S.S.; porque no son bastantes candidatos para ellos.

Pero, en fin, queda una afirmación enfrente de otra; y créame S.S.; haga todo lo que quiera, porque bueno es que se interese por sus hechuras; pero no falte a la ley, que eso es una cosa, que al fin y al cabo, puede traernos grandes perjuicios. Ya se lo anuncié a S.S.; su arbitrariedad engendró la coalición, y ahora le predigo también que si persiste en atropellar la ley, sólo nuestro patriotismo y nuestra prudencia le evitarán las consecuencias.

También ha dicho S.S. una cosa que yo no puedo dejar pasar inadvertida, y a la que contestaría de otra manera si no fuera por lo avanzado de la hora, porque la forma en que tendría que hacerlo podría conducirme muy lejos, y no quiero abusar de la atención del Congreso; pero si mi nombre, como su señoría dice, está unido a algunos desastres de la Patria, yo pregunto: ¿a qué situaciones y a qué hechos no están unidos el nombre de S.S. y los nombres que hay en ese banco?

Yo declaro que mi nombre podrá estar unido a algún desastre de la Patria; pero me parece que no va unido a ningún desastre en que S.S. no me haya acompañado, así como la mayor parte de sus compañeros, incluso su Presidente. (El Sr. Cadórniga: ¿Y en el 22 de junio?). Si no fue en el 22 de junio, me es igual; porque fue en 1854 y en otras épocas que ahora parece que se quieren olvidar; y aun en la misma Monarquía revolucionaria, que estuvo el Sr. Presidente del Consejo de Ministros a punto de aceptar, como la acepté yo, y a la que por de pronto sirvió, asistiendo a que algunos de los compañeros de su fracción, escasa entonces, fueran Ministros de Don Amadeo de Saboya.

¿A qué, pues, hablar de males y de desastres de la Patria, cuando muchos de esos desastres los miro como glorias, como fortunas y como origen de grandes bienes para mi Patria? Pero, en fin, sea lo que su señoría quiera; mi nombre no va unido a ningún desastre, sino en la buena compañía de S.S. y de otros individuos del partido conservador. (Bien en las minorías). [3860]



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